lunes, 16 de marzo de 2009

A ÉL



Claro almuerzo de lunes otoñal,


que llegó tumbando esferas y el polvo acumulado en mi corazón.



Te paraste, moriste y contigo yo.


Te paseaste, limpiaste el polvo plata, eres vivo.



Me fugue contigo una mañana, una tarde, en la noche sin estrellas.


Me fugue contigo un instante, un destello, algo azul y el verde sereno.


Me escape un suspiro, un hueso, una risa y el rodar sereno de mi llanto matutino.



Me fugue un drama, una sátira romana,


Me fugue amor, me fugue odio,


Huí de lo real, del hombre de regalo envinado.



Claro andante, te esfumaste hoy mañana, el segundo,


Hoy mañana, el pasillo,


Claro andante me llevaste con tu madre, con la carencia, el retrato, tus caricias, la filosofía.



Tu esperaste, me amaste, enamoraste,


Te detienes, y te fuiste, te acercas


Renuncié


Pero tengo hambre de tu masa fría, de tus burbujas emplumadas de miedo violeta, del escarlata de tu ausencia, del ciempiés de tu silueta.



Esparcimos las cenizas, que guardé con tanta angustia,


Con recuerdos y rencores, que perdí tu almohada arista,


escapemos entonces desayuno nocturno,


el que muerdo cada martes en sueños negros y difusos.



Claro monte que desaparece al llegar mi aroma,


Mi canto gris…



usted

Pasas tu mano por mi espalda, erizando mis sentidos, el pensamiento.

El licor va recorriendo, rápido, todo mi cuerpo, tal como lo hacen tus dedos.

Va cayendo la noche y el tiempo se detiene en un susurro, en el vapor saliendo por la habitación.

Vamos llegando juntos, mientras la tierra trata de descifrar las figuras del vapor,
los colores que le dan sentido al amor.

Van tomando su rumbo, su distancia, su tiempo y espacio.
Vamos cayendo junto a la noche, junto al día finito,
junto al perdido sentido.

¡Que le amo!


Un par de ojos que te observan desde la lejanía sin saber como hacerlo, sin saber si existiera acaso el manual perfecto para seguir haciéndolo.
Si existiese ,acaso, ese manual.

Nunca me haría de él, porque dejaría de verte yo, dejaría de verte mi locura y sería otra más observándote, una común, una borrega; no sería yo amándote de lejos, ni en silencio, ni en lo extraño, ni en lo dramático.
Sería una borrega más.

Sólo te miro, trato de capturar el momento; me alejo por temor a verte de más, a que desaparezcas como la noche, que solo dejes un pequeño rastro en mi piel, en la mirada perdida de todo el día, y que el rastro se borre al bañarme de llanto y tristeza.

Temo a que se pierda entre mis suspiros, de que se enrede y se asfixie de mi absurdo amor.



miércoles, 11 de marzo de 2009

¡?

Que inutil es pensar en el pasado sin futuro, y en un futuro sin pasado.

lunes, 9 de marzo de 2009

Noche


El transcurso de las horas ya pesa sobre mi espalda, sobre los ojos que van cayendo como las hojas en otoño.
El caminar del tiempo se va notando en las tenues pisadas que ha dejado en la arena de la vida; pequeñas gotas de tortuga lenta; huellas que a pesar de su inútil intento de disimularse siguen presentes.

En dos días la luna llena llegará como gota corrediza, como aparición sublime y esperada.

Esperanza, bella palabra para dormir con ella hoy.

Tengo la esperanza de sonreír mañana, y de poder guardar muchas sonrisas en una caja especial, recolectarlas y regalárselas a la próxima luna.

Esperanza, la palabra del futuro.

La noche ha llegado con esas estrellas que pintan el cielo como castañuelas tintineantes; sonrientes campanas que acompañan en su noche a los viajeros.

El tiempo corre, eso dicen, pero de una manera lenta, arrítmica a nosotros; transcurre lento mientras apremiamos su lentitud, nos apremiamos a nosotros mismos cuando pretendemos darle tiempo al disfrute del tiempo mismo.

Principio


Nuevamente empiezo con una pagina en blanco, un montón de ideas y nada concreto para plasmar.
¿Cómo empezar?
¿hablar de mi?
¿de otros?
¿de nadie?

siempre espero el momento de estar a solas, escribir un poco, perderme con las nubes.
Han notado que las nubes toman figuras extrañas, en ocasiones toman la figura que desea nuestra imaginación.
Las nubes en el cielo y uno en la tierra, pisando fuerte para no descontrolarse. Me gusta el descontrol, la locura, el amanecer y la luna llena.
Descontrolarse al amar, amanecer una mañana sonriendo, ir aplastado en el metro pero saber que al llegar el momento veras a la persona que hace del día un sueño y una provocación más a vivir.

La vida que pasa por momentos áspera, frágil, dolorosa, cristalina y pura; que nos pesa y nos libera, nos aturde, no conmueve.
La vida que nos lleva al final del camino, dónde vamos, dónde nos veamos dentro de una década, un lustro, siempre sabremos el final del cuento, aunque no sepamos bien lo que acontece antes de ello.

No es mucho, o quizás nada, solo el inicio de algo que aun no me formulo, que no estoy conciente, solo escribo sine temor de errar, aunque lo haga, no importa.
Hay que tomar caminos nuevos, eso es todo, aceptar lo que queremos, y lograrlo.